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Sinopsis
En «Cuénteme, compadre. Sortilegios del «Combebio» cinco amigos inmigrantes se juntan en su lugar de costumbre para filosofar y reflexionar sobre todo lo que les pasa en sus vidas, las cuales han sido recién afectadas por una pandemia mundial y están en constante alerta del acecho de la “jauría caza indocumentados”. Maestros del vivir con la mirada a la espalda, los amigos florecen en el ruedo del difícil arte de conducir un “combebio”. Reunión que, en arrebatos lingüísticos, lanza a uno a soltarse de alegría por estar con quienes comparten el mismo sentir; protagonistas de la conversación con el alma desnuda, del interés con razón y de la algarabía con verso y compás, los amigos naturales de la charla encumbrada, cultivan este arte frente a su majestad: el Mezcal. Savia de la tierra embriagada por las perlas del mayahuel que pone la tierra donde las corolas de versos son surgidas de las espinas de la vida.
Emigración e inmigracion, son conceptos que están a la orden del día, la globalización ha promovido un movimiento masivo de personas que parten con la idea de convertirse algún día en un emigrante retornado de éxito y con la posibilidad de ayudar a los que un día dejaron atrás. Los amigos se hacen en tierra extraña y entre amigos el mezcal mexicano (puede que mezcal del gusano) siempre corre quemando las gargantas, y siempre calentando el alma de los emigrantes.
Descripción
Personajes:
En todo grupo de amigos siempre hay un confesor a quien la química ha elegido para escuchar lo que quema por dentro y sugerir el apagón apropiado. Yo he fungido frecuentemente ese papel, labor que me ha abierto los poros por donde se filtran los sentimientos de otros, especialmente los de mis camaradas que uno a uno se irán uniendo a la historia.
El compadre
Al compadre lo conoci primero que a todos. Fue en un tugurio californiano y al calor de los mezcales que él me confesó su angustia como padre inmigrante. Desde entonces, es mi compadre Gaspar de innumerables combebios. Hombre de mirada melancólica que proyecta una profunda resignación a través de sus ojos de vidrio soplado, encajados en una mente muy despierta.
Efraín
Domador de cuanto instrumento de cuerdas le caiga en las manos. En la calle es el rey de la selva, anda siempre sorteando peligros y aventuras en el teje y maneje de la vida urbana. Maestro de la metáfora coloquial (un Criollismo moderno) que nos da a todos baños de cultura popular.
Rigoberto (Rigo)
Mi buen colega, (en alguna junta, acaso, nos conocimos) es un hombre alto, caribeño, de carácter alegre y a la vez reflexivo, de ideas profundas y un corazón de posada. Le da cobijo a toda inquilina y hasta reparte cuartos ya ocupados. Eterno enamorado que se inmola en sus remordimientos de culpa y padece el pobre de una mente crónicamente contradictoria, rasgo en constante rivalidad con su profesión de docente.
El poeta
Por último, el poeta, el mayor de todos. Con su traje de cuadros a la cuadro de Van Gogh, es una oda al bohemio andante. Llega a la taberna despidiendo un olor a cuarto de tiliches viejos y de cigarrillo de clavo oscuro sin filtro que siempre lo acompaña. Improvisa versos con la misma facilidad con que respira y nos sumerge a todos en ríos y ríos de poemas.
El combebio de los cinco amigos lo meterá de lleno, amado lector, a sus diálogos, confesiones, propuestas y demás artilugios lingüísticos; aunque corre el riesgo de acabar discutiendo con ellos, ofreciendo y hasta recitando su propio punto de vista.
Pero, cautela, amigo lector. No todo en la barra es mezcal. La jauría negra anda suelta y ya rastreó a su presa. Mientras… ellos… ellos en lo suyo…
Información adicional
| Ficha técnica | Título: Cuénteme, compadre |
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